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En la medianoche de Miami y comenzada la madrugada argentina de este viernes, Boca cerró su excursión por un Mundial de Clubes que finalizó tempranamente y se subió al avión de regreso a Buenos Aires, con llegada prevista cerca del mediodía. Antes de dejar la sede, Juan Román Riquelme, el presidente, dio una entrevista institucional realizada en la mañana norteamericana. Después de varios meses, incluso desde antes de la triste eliminación en el repechaje de la Copa Libertadores ante Alianza Lima, reapareció para hablarle a los hinchas, que desde hace meses reclamaban oír su voz.
Vaya si han pasado cosas en su ausencia pública, apenas dispersada mínimamente en las jornadas en las que debió presentar jugadores o, como sucedió antes de la novedosa competición internacional, darle la bienvenida a Miguel Ángel Russo, su elección para reemplazar al echado Fernando Gago. Un nuevo superclásico perdido en el Monumental, un Torneo Apertura que terminó en cuartos de final con el interinato de Mariano Herrón y declaraciones de jugadores que parecen subestimar al hincha: en los últimos meses la Bombonera habló con insultos hacia los futbolistas y los dirigentes de “la Comisión”; sin mencionar al mandamás, pero incluyéndolo.
La eliminación temprana en Estados Unidos no afectó los ánimos de los fanáticos xeneizes, que -acaso- esperaban menos de lo recibido. Pero sí quedó muy presente el papelón ante un conjunto semiprofesional como Auckland City con el que cerraron su participación, sin ganar encuentros: no borró el esfuerzo reconocido ante Benfica (2-2) y Bayern Munich (1-2), aunque sí lo opacó. De todo ese análisis se encargó Riquelme, que también se volvió a subir al altar de los títulos ya lejanos, se contradijo al reconocer que no hay que plantarse en el pasado y hasta le apuntó a D’Onofrio, River y la prensa.