martes, 16 diciembre, 2025
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Legislatura CABA: debilidad PRO, internas al aire libre y una oportunidad de resistencia al ajuste macrista

Este año no fue fácil para Jorge Macri. La Legislatura porteña estuvo, prácticamente, cerrada como denunciamos acá, y su gestión fue una «campaña electoral de derecha permanente», empujando desalojos violentos de viviendas, persiguiendo vendedores ambulantes y reprimiendo al servicio de Patricia Bullrich. Luego de las elecciones, donde se pusieron en juego treinta bancas, la Legislatura se le complica aún más. Jorge Macri quedó encerrado entre las internas a cielo abierto con la LLA y el reacomodamiento de sus débiles exsocios de Juntos por el Cambio, al tiempo que el PRO pasó a ser la tercera minoría. Mientras nos encontramos enfrentando la contrarreforma laboral, intentamos aportar una reflexión sobre el marco político que las luchas de la clase trabajadora y los sectores populares porteños deberán encarar el próximo año en la Ciudad de Buenos Aires.

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El pasado martes juraron los nuevos treinta legisladores y legisladoras que, sumados a los treinta que continúan su mandato hasta 2027, conforman una Legislatura que consolida la debilidad de Jorge Macri. El bloque oficialista (PRO+lilitos) queda como tercera minoría con 11 bancas, detrás de LLA, que ahora suman 13 bancas y el peronismo que alcanza los 20 legisladores, quedando como la primera minoría. La Legislatura se completa con el armado del bloque Confianza y Desarrollo (liderado por Rodríguez Larreta y Graciela Ocaña), con 7 bancas, Ciudadanos Unidos (UCR) con 5, el interbloque República y Ciudad, con 2 y las 2 bancas del Frente de Izquierda, con la reciente asunción de Vanina Biasi (PO), que se suma a la banca que ya ocupaba Andrea D’Atri (PTS).

Si se tiene en cuenta que para aprobar leyes simples se necesitan 31 votos y para leyes especiales (como la venta de terrenos públicos), 40 votos, Jorge Macri se vería obligado a abrir negociaciones con varios bloques al mismo tiempo. Incluso, proponerse conseguir algún que otro voto del bloque peronista para leyes especiales, ya que el Frente de Izquierda es el único que se descarta pueda prestar alguna colaboración. Va a haber que prestar atención a cada llamativa ausencia y a la aparición de panqueques de ocasión, como suele verse en el Congreso Nacional. Lo cierto es que, para que Jorge Macri consiga las leyes que pretenda, no le alcanzará acordar con los libertarios y sus exsocios; deberá desplegar todo tipo de estrategias de negociación y rosca para conseguir las mayorías requeridas. Una Legislatura complicada para un Jefe de Gobierno en crisis.

Pero la debilidad del gobierno porteño puede ser aprovechada por las organizaciones sindicales, estudiantiles y sociales para frenar el proyecto PRO de una Ciudad que expulsa, persigue y reprime a los sectores populares, que ajusta a la Salud y la Educación públicas y a sus trabajadoras y trabajadores, mientras beneficia al gran capital, en particular al que está ligado al negocio inmobiliario y el turismo.

Las internas del PJ se ponen a prueba, mientras la lucha callejera adquiere fuerza

El peronismo, con sus 20 legisladores, continuará bajo la conducción de Claudia Neira, quien responde al titular del PJ porteño, Juan Manuel Olmos, acostumbrado a co-gobernar la Ciudad desde los años en que Mauricio Macri se encontraba al frente de su poder ejecutivo. Neira deberá contener a una variopinta Unión por la Patria, donde se disputan distintos liderazgos. Sin ir más lejos, en las últimas elecciones, quedaron fuera de la lista los sectores ligados al presidenciable y actual gobernador bonaerense Axel Kicillof. ¿Habrá panqueques como en la cámara de Diputados? Es toda una incógnita, a la cual Jorge Macri apostará.

Pero las intenciones de gobernabilidad ya se pueden leer en la designación de las autoridades de la propia Legislatura. A pesar de ser de que el PRO es la tercera minoría, los bloques mayoritarios aprobaron que el Jefe de Gobierno sostenga la Vicepresidencia primera con Matías López; mientras la caja millonaria de $159.694.456.793 estará en manos de Christian Gribaudo, un delfín de Daniel Angelici. Además, el peronismo se quedó con la Vicepresidencia segunda, ocupada por Juan Pablo Modarelli de La Cámpora y los libertarios designaron la Vicepresidencia tercera, para el bullrichista Juan Pablo Arenaza, desplazando de ese lugar a Graciela Ocaña.

De esta manera, Jorge Macri deberá optar entre sobrevivir hasta el 2027, buscando reeditar los pactos de cogobierno o, prácticamente, a volver a clausurar el debate legislativo, como hizo durante 2025. ¿Es viable repetir este cierre de la Legislatura teniendo a Silvia Lospennato, Horacio Rodriguez Larreta, Leandro Santoro, Guadalupoe Tagliaferri entre otras reconocidas figuras que acaban de incorporarse, obligados a hibernar durante 2026, cuando muchos pretenden proyectarse para las elecciones a Jefe de Gobierno porteño del 2027?

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No es imposible. De hecho, es lo que Macri logró este año con el visto bueno de los bloques peronista y libertario, mientras lo denunciaba Andrea D’Atri, del Frente de Izquierda. Pero en el peronismo, algo semejante, puede aumentar las tensiones de un espacio que se presume opositor y que, ahora, con 20 bancas propias, sumadas a la obvia oposición del Frente de Izquierda, tiene no solo la responsabilidad, sino la posibilidad de impulsar sesiones especiales, con temario independiente del gobierno, poniendo de relieve las demandas de quienes viven y trabajan en la Ciudad. Es decir, esta contradicción legislativa para el Jefe de Gobierno porteño, puede ser un puntapié para la defensa de los derechos sociales y una traba para el plan motosierra de Macri. Pero debemos ser claros: eso siempre y cuando se impulse la fuerza de la calle, la movilización y la organización sindical, estudiantil y social, mayoritariamente opositoras a Macri y Milei, confiando en sus propias fuerzas y no limitándose a la rosca parlamentaria.

En los grandes sindicatos, como los de docentes, salud, estatales o de los trabajadores del subte, en los cientos de centros de estudiantes secundarios, terciarios y universitarios que hay en la Ciudad y en las importantes organizaciones sociales y barriales, está la fuerza para imponer la voz de esa otra Buenos Aires, que son quienes hacen funcionar la ciudad cotidianamente. Esta fuerza social no puede quedar encorsetada en las aspiraciones electorales de los distintos bloques; debe desarrollarse para enfrentar los planes de la derecha porteña con Jorge Macri y del gobierno nacional de Javier Milei. Las bancas del Frente de Izquierda estarán a disposición de empujar esta pelea en la Legislatura y en las calles, por los derechos de la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares porteños.

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