Un 7 de octubre, pero de 1992 Central se quedaba con Clásico jugado en el Gigante por 2-1. Ricardo Lunari adelantó a la Lepra en el primer tiempo, pero en el complemento el Puma empató y más tarde Hugo Galloni anotó el tanto de la victoria
Por Franco Scala
Foto: Juan José Cavalcante
El Puma Rodríguez, a pesar de no ser de la cantera de inferiores de Central, se convirtió en ídolo de la Canalla muy rápidamente. Y el inicio de ese amor recíproco se dio hace 33 años. Un 7 de octubre, pero de 1992 Central se quedaba con Clásico jugado en el Gigante por 2-1. Ricardo Lunari adelantó a la Lepra en el primer tiempo, pero en el complemento el Puma empató y más tarde Hugo Galloni anotó el tanto de la victoria.
Para el Puma fue el primer Clásico en su ciclo en Central. Le tocó anotar un gol, pelearse con toda la defensa rojinegra e irse expulsado, según él porque no hizo nada.
«Hace 33 ya. Parece que fue ayer. Siempre lo recuerdo porque fue mi primer Clásico. Arrancamos perdiendo, lo dimos vuelta, tuve la suerte de marcar y me expulsaron al final. Tenía muchas ganas de que llegue el partido. Desde que llegue a Central siempre me dijeron que había que ganar el Clásico», fueron las primeras palabras del Puma al recordar ese encuentro en el Gigante.
El Puma jugaba como cualquier hincha soñaba hacerlo en la primera del Canalla. Su potencia, su esfuerzo en cada intervención, su manera de dejar todo en la cancha. Fueron algunos puntos que lo hicieron un jugador amado en Central. Y ese Clásico lo marcó a fuego con el público auriazul.
«Más allá del gol mío y que después lo ganamos, lo que pasó en los últimos minutos que fue un poco el folclore que lleva adentro uno. Eso de calentar el partido y que termina con la expulsión mía, aún sin agredir a nadie. Me agarraron del cuello, me tiraron un pelotazo, me pegaron de todos lados. Quedó ahí porque ganamos. Y la gente metió una fiesta infernal. Había público de los dos lados y eso era hermoso», rememoró el Puma.
En la actualidad el Puma forma parte del cuerpo técnico de las inferiores del club. Hace 8 años que trabaja en Central, algo por lo cual luchó mucho.
«Este es mi lugar, Central es mi lugar, Rosario es mi lugar. Y no me puedo sentir más cómodo que acá. Amo también a Español, el club en el cual yo me inicié. Pero Central es diferente. Ojalá pueda quedarme mucho tiempo acá», cerró el Puma, un jugador que a base de esfuerzo y goles se ganó el enorme cariño de los hinchas de Central.