En diálogo con Canal E, el presidente de DEUCO (Defensa de Usuarios y Consumidores), Pedro Bussetti, analizó la situación del consumo en Argentina y alertó que “los datos reales contradicen el relato oficial sobre la mejora de salarios y la baja de la inflación”.
El consumo se desploma: datos que lo prueban
Pese al discurso oficial sobre estabilidad de precios y recuperación de ingresos, Bussetti fue contundente: “Lo cierto es que el consumo, por lo menos el masivo, el de servicios públicos y transporte, sigue cayendo desde hace varios meses”, aseguró.
Entre los indicadores, destacó que las ventas en supermercados cayeron un 5%, mientras que las pymes nucleadas en CAME sufrieron una baja del 5,7%*en julio. La caída también se evidencia en el uso del transporte: “La afluencia de pasajeros en los trenes del área metropolitana cayó en 12 millones en el primer semestre del año”, informó.
También se refirió al consumo alimenticio, que refleja el ajuste del bolsillo: “Estamos en 49 kilos de carne vacuna per cápita, muy lejos de los 64 que teníamos en 2022”, explicó, y agregó que lo mismo sucede con los lácteos. La retracción alcanza incluso a servicios sensibles: “Cayó la cantidad de afiliados a las prepagas y también la matrícula en la educación privada”, dijo, resaltando el impacto transversal en todos los sectores sociales.
Endeudamiento creciente y presión tarifaria
Bussetti sostuvo que los aumentos de tarifas siguen presionando al bolsillo: “La electricidad sube 2,5% en agosto, igual que el gas, el agua y los combustibles. Todo eso impacta directo en la inflación”, advirtió.
Aunque algunas listas de precios de proveedores fueron rechazadas por las grandes cadenas de supermercados, “el freno de precios no se debe a un éxito oficial, sino a la fuerte caída en las ventas”, dijo. En julio, los alimentos “ya comenzaron a dispararse nuevamente” y se prevé una escalada aún mayor en agosto debido al efecto de los precios mayoristas.
A todo esto se suma otro factor crítico: el endeudamiento.
“Ha crecido como nunca el sobreendeudamiento de los consumidores, la morosidad en el pago de tarjetas y de servicios públicos”, remarcó Bussetti.
Finalmente, denunció un dato preocupante en el comercio minorista: “Cerraron más de 290 locales solo en la Ciudad de Buenos Aires, y es muy difícil que vuelvan a abrir”, alertó, concluyendo que el deterioro del consumo “es estructural y no coyuntural”.