Rosario recibe al Festival La Mujer y el Cine, un evento con treinta y siete años de trayectoria. A modo muestra itinerante, cuatro películas que fueron parte de la última edición se podrán ver los domingos de septiembre, a las 20, en el Cine Lumiére (Vélez Sarsfield 1027). La entrada gratuita se retira en boletería media hora antes de cada función.
En abril de 1988, un grupo de mujeres apasionadas por la cultura y el cine se unieron con el objetivo de luchar por el lugar de las mujeres en la industria cinematográfica. De ese encuentro surgió La Mujer y el Cine, una asociación que desde entonces sostiene anualmente y de forma ininterrumpida un festival que busca visibilizar e impulsar el trabajo de realizadoras de todo el país.
“La Mujer y el Cine surgió hace 37 años con el empuje y la fuerza de mujeres muy importantes en el mundo de la cultura como María Luis Bemberg, Lita Stantic, Sara Facio, Marta Bianchi, Annamaría Muchnik, Susana López Merino, y muchas más. Ellas tuvieron la visión de hablar en esa época de techo de cristal, de invisibilidad, y tópicos que abrazan los feminismos y que eran vistos como una rareza. Además, molestaba, incomodaba que las mujeres reclamaran su lugar adelante y atrás de las cámaras, y su lugar en general en la sociedad”, contó en diálogo con La Capital Victoria Carreras, cineasta y miembro de la comisión directiva de la asociación.
Este año, en Rosario se podrán ver algunas películas que fueron parte de la edición 2024 del festival, mientras la asociación se prepara para su 37ª edición, que tendrá lugar del 24 al 28 de septiembre en la ciudad de Buenos Aires.
“La idea de hacer esta muestra itinerante tiene que ver con una vocación que tenemos de federalizar pantallas cada vez que sea posible. Además, el Lumière es un polo fundamental y emblemático en la ciudad de Rosario. Es un espacio de fomento de la actividad cinematográfica, es un lugar donde se tejen redes entre personas de la cultura pero también y sobre todo con las audiencias”, valoró Carreras.
Victoria estará presente en el Cine Lumière junto a sus compañeras Vanina Spataro y Sabrina Farji, también referentas de la organización, para la primera proyección que tendrá lugar este domingo 7. La función inaugural será “Naufragios”, comedia dramática y ópera prima de Spataro, que viene de ser premiada en distintos festivales internacionales.
>> Leer más: Vuelve el matrimonio más tóxico del cine: estrena una nueva guerra de «Los Roses»
La programación continuará el domingo 14 con “Mariquita, mujer revolución”, un docuficción de Sabrina Farji en torno a la figura de Mariquita Sanchez de Thompson, protagonizado por Zoe Gotusso, Mayra Bonard, y Federico Fontán. El domingo 21, se podrá ver “Amor y Cine”, un documental de Victoria Carreras sobre el “binomio artístico” que conformaron sus padres, Enrique Carreras y Mercedes Carreras, y que dio lugar a 95 películas. Finalmente, el domingo 28, se proyectará “Miranda de viernes a lunes”, de María Victoria Menis. Una ficción donde Inés Estévez interpreta a Miranda, una profesora de literatura que escucha la firme denuncia de abusos y acoso sufrida por sus alumnas.
«Amor y Cine»: la historia de Enrique y Mercedes Carreras
Victoria es parte de una de las genealogías más prolíficas y multifacéticas del cine universal. Su padre Enrique dirigió 95 filmes a lo largo y ancho de los género, entre los que se cuentan producciones premiadas com “Los evadidos” (1964) y “La valija” (1971), “Obras maestras del terror” (1960) con Narciso Ibáñez Menta, varias de las comedias de Mingo y Aníbal, entre muchas, muchas otras. El director falleció a los 70 años en 1995.
“La película surge de una reflexión ante una pregunta que me hicieron mucho: ¿cómo hizo Enrique Carreras para filmar 95 películas? Yo digo que pudo hacerlo porque conformó un binomio artístico con Mercedes, que efectuó durante mucho tiempo un trabajo invisible a su lado”, contó la cineasta.
De esta manera, “Amor y Cine” recupera la historia de la dupla pero también reivindica el trabajo invisibilizado de Mercedes. “Ella fue mucho más que una ‘musa inspiradora’ o su ‘actriz fetiche’, cumplió un montón de roles que generaban capital económico y que no siempre fueron remunerados, porque se entendían que por amor tenía que hacerlo. Fue su secretaría, fue su correctora de guión, fue quien pasaba y copiaba los guiones”, aseguró Victoria.
>> Leer más: Estrenos de cine en Rosario: terror de una reconocida franquicia, un drama argentino y una comedia extranjera
“Imaginate llevar adelante, sin la tecnología que tenemos hoy, esta producción audiovisual sin precedentes. Hay muy pocos directores a nivel mundial que hayan logrado filmar tanto. Por eso yo rescato ese rol de Mercedes al lado de Enrique. Además, dejo claro que el apellido Carreras de ella no lo tomó de él, era su apellido paterno”, sumó.
En este sentido, la directora da cuenta de cómo el caso del binomio artístico de sus padres no era un caso aislado, sino “algo muy de la época”, y enumera: Armando Bo e Isabel Sarli, Daniel Tinayre y Mirtha Legrand, Catrano Catrani y Vlasta Lah.
“Isabel era productora de las películas de Armando, Vlasta era asistente de Catrano. Así se invisibilizó también a Camila Quiroga, a quien todo el mundo conoce como actriz, pero nadie como la primera productora cinematográfica de la Argentina. Margarita Bróndolo fue una de las grandes editoras del cine argentino. Son historias de las que hay que seguir hablando, porque conforman esa otra historia no contada”, detalló Victoria.
“Amor y Cine” cierra una trilogía de documentales de Carreras en torno a la obra de su padre, que empezó en 2015 con “Merello x Carreras” (la cual repasa el vínculo de Tita Merello con Enrique y está disponible en la plataforma Cine.Ar). En todas las películas, Victoria utiliza material de archivo familiar que resulta de gran valor para la historia del cine argentino.
>> Leer más: La fiesta del cine independiente llegó a Rosario con el Bafici
“Cada película me llevó cinco años. Al ser relatos en primera persona, y al estar adelante y atrás de la cámara, es como un striptease emocional. Pero también de estas películas pueden salir infinitas tesis del cine y el teatro argentino” compartió la realizadora. En cuanto al valor personal pero también patrimonial del archivo, Carreras evaluó: “Era tanto que cuando hice la primera película, me di cuenta que era una trilogía, que la última iba a ser esta, y que iba a ser la que más iba a costar. Me planteo en algún momento efectuar donaciones y entregarlo a instituciones donde se preserve bien, porque está en mi casa”.
En este sentido, vale recordar que por la falta histórica de política de preservación de material fílmico (como una Cinemateca), una buena parte de la producción audiovisual argentina fue perdida. La primera parte de la obra de Carreras se prendió fuego en el famoso incendio que también desapareció el trabajo de Quirino Cristiani, el “inventor del cine animado”.
“Quirino tenía la oficina a la vuelta de lo de mi viejo y guardaban todas las películas en los de Quirino. Se quemó esa oficina y se perdió todo el cine fundacional animado argentino y muchas películas de mi papá”, recordó Victoria. Por esto mismo, la directora destacó la urgencia de pensar en políticas de preservación, además de producción y distribución del cine nacional. “Es nuestro patrimonio fílmico, es cuestión de estado y nos pertenece a todos y todas”, cerró.