La Fundación Argentina Onco Homeatológica Pediátrica (Faohp) recibió a casi 90 niños de todas partes del país en su Casa Faohp, inaugurada en Virasoro al 800, en la zona sur de Rosario. A dos años de su puesta en funcionamiento, la organización que acompaña a las familias y pacientes oncológicos pediátricos mostrará su trabajo en una noche para celebrar.
Desde la inauguración de la casa, en abril de 2023, los voluntarios de la fundación les abrieron sus brazos a 89 niños con sus respectivas familias. Cada pequeño llegó desde los cuatro puntos cardinales y se encontraron con un verdadero hogar mientras atravesaban los largos y complejos tratamientos contra el cáncer. La Casa Faohp sirve como alojamiento a los pacientes por fuera de Rosario, a quienes les brindan un espacio cómodo y con los requerimientos necesarios para este tipo de casos.
En la Casa Faohp se trabaja desde un enfoque integral, se coloca al niño y su familia en el centro de la atención para generar redes de contención y así transformar su día a día. «Celebramos 2 años de compromiso ininterrumpido en la mejora de la calidad de vida de niños con cáncer y sus familias«, expresó la comisión directiva.
Luego del arduo camino recorrido, y con vistas a continuar con su labor solidaria, Faohp realizará el próximo 22 de agosto la tradicional Cena Anual a beneficio en el salón Vista Río (Presidente Roca y el río) en donde habrá emoción, arte y esperanza, además de shows en vivo, sorteo y baile. Entradas a la venta en 3412-134916 y 3413-428194.
La Casa Faohp
En Rosario existe la Casa Faohp, administrada por la Fundación Argentina Onco Hematológica Pediátrica. Las nueve habitaciones, con dos camas cada una, casi siempre están ocupadas por familias, mamá o papá y un paciente oncopediátrico, o reservadas para aquellas que pasan sus días en tratamiento con el Hospital de Niños Víctor J. Vilela, como principal aliado, el Hospital Provincial o sanatorios de la ciudad.
Los días en la Casa Faohp son tranquilos. El silencio no retumba, sino que invade cada pasillo llevando tranquilidad. La paz, en momento donde los cielos truenan, es un valor inobjetable y forjado desde los cimientos de la vivienda de planta baja y dos pisos.
De puertas abiertas
En 2018 la Fundación Argentina Onco Hematológica Pediátrica (Faohp) recibió en comodato por 20 años un terreno en Virasoro 870, entre Maipú y Laprida frente a la sede de Gendarmería, en la zona sur de Rosario. Durante cinco años estuvieron trabajando sobre el lugar y finalmente, en abril de 2023 cortaron cintas. El objetivo estaba cumplido. La Capital visitó la sede y Casa Faohp a principios de este año.
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Desde el corte de cintas, la puerta de la casa y sede de la fundación se abrió para recibir a las familias que atravesaban un tratamiento oncopediátrico. “Cuando un chico está enfermo, toda la familia lo está”, dijo la vicepresidenta de Faohp, Memé Borgatello a La Capital. Acompañada de la presidenta de la organización, Graciela Ghidinelli guiaron la visita de este medio a una casa dominada por un blanco resplandeciente, sólo interrumpido por juguetes y los nombres de las habitaciones rojo, azul, celeste, violeta, verde, rosa, naranja, amarillo y turquesa.
Por los pasillos de la casa pasa gente todo el tiempo y es un refugio para las familias de afuera de Rosario que enfrentan al cáncer, aunque también pueden abrir sus habitaciones a los rosarinos que no cuentan con un espacio acorde para transitar el tratamiento. Chicos de Río Negro, La Pampa, Salta, Córdoba, Chaco, Santiago del Estero y varias localidades de Santa Fe pasaron por Faohp. En el peor de los casos la fundación ayuda, acompaña e intenta que sea menos doloroso el desenlace apoyándose en un “trabajo con el corazón”, expresó Borgatello.
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Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Pero también hay lugar para el festejo. Cuando un pequeño llega con el alta los aplausos se hacen escuchar en todo el barrio. Hay abrazos, sonrisas y lágrimas de misión completada. Una despedida, con asado de por medio, y alegría. Mucha alegría. Un diagnóstico temprano del cáncer infantil tiene un 70% de probabilidades de cura, Faohp refuerza eso y ofrece un castillo de optimismo para que los pequeños soldados le den batalla a la enfermedad.
Quienes pasan por la casa de zona sur suelen permanecer entre dos y doce meses, sin embargo, la fundación no pone fecha límite. Con el alta regresan a sus ciudades y continúan con los controles rodeados de sus familias y amigos, pero todos ellos se llevan una parte de la casa consigo.
Por dentro
Un frente sólido presenta la casa construida entre 2018 y 2023. Un tono claro que no llega a ser blanco, una franja naranja y una puerta de color madera se abre para darle paso a dos oficinas, una administrativa y otra donde se llevan adelante las reuniones de la comisión directiva. Allí hay cuadros, reconocimiento, pañales y hasta electrodomésticos donados para un futuro bono con el que recaudan fondos para sustentarse. El blanco de las paredes nunca deja de estar.
Un pequeño pasillo de no más de un metro da a una puerta blanca. “Esta puerta es espectacular”, dijo Borgatello mostrando los dientes de alegría. Para las voluntarias es el paso a la casa, al objetivo cumplido.
Luego de transitar por diferentes sitios, en 2023 se inauguró. La casa cuenta con tres niveles (planta baja y dos pisos) y una terraza donde se instalaron 16 paneles solares en busca de sustentabilidad.
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Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Una vez que se cruza la puerta hay un espacio en común con un respiradero lleno de plantas. Despensa y baño adaptado a la izquierda y cocina a la derecha dan paso al gran salón donde un sillón mira hacia la televisión, que custodia las consolas de videojuegos. Dos mesas largas conforman el comedor decorado con trabajo manuales donados por los exintegrantes de la casa. Casi como una metáfora un Iron Man se posa en el centro de la sala y reafirma que en la Casa Faohp hay más de un hombre de acero.
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Más atrás está la sección lúdica: una cocina, una mesa para niños, juegos de mesas, bloques y una pared multicolor que reza con una contundencia que resuena: “Porque vivir es jugar y yo, quiero seguir jugando”. Ya en el fondo, el patio, colmado de verde, tiene un parrillero y juegos de plaza, tobogán, hamaca y una calesita.
La casa cuanta con nueve habitaciones, cuatro de ellas adaptadas. Todas tienen dos camas, un baño, un escritorio, dos placares, sabanas, toallas y frazadas, además de un tupper gigante con vajilla y elementos de higiene para mantener la asepsia necesaria para los pacientes oncopediátricos.
Tanto en el primer y segundo piso hay habitaciones para depósito de juguetes, pañales, libros y hasta un arbolito de navidad. También ventiladores recientemente donados.
Son más de 400 metros cuadrados de una obra que llevó años de dedicación y que está construida con la fuerza de las decenas de voluntaria.