Arturo Vidal volvió a estar en el centro de la polémica. Esta vez, el protagonista no fue un cruce con un rival, como la reciente discusión con Rodrigo De Paul en el partido entre Argentina y Chile, sino un violento episodio con su propio arquero en Colo-Colo, Fernando De Paul.
El mediocampista chileno, de vasta trayectoria internacional, tuvo una noche para el olvido en el empate 2-2 frente a Deportes Iquique, que incluyó un penal errado, un gol en contra y un tenso encontronazo con su compañero. La secuencia comenzó a los 11 minutos del primer tiempo, cuando Vidal tomó la responsabilidad de patear un penal que terminó desviando por encima del travesaño.
El gesto de frustración, con las manos en la cabeza, era apenas un anticipo de lo que vendría: en el segundo tiempo, un error de comunicación entre él y el arquero De Paul derivó en un insólito gol en contra que puso en ventaja al rival. El volante, visiblemente furioso, lo increpó en pleno campo de juego y hasta señaló al túnel de vestuarios, dando a entender que la pelea continuaría después.
La tensión escaló una vez finalizado el partido. Al momento en que De Paul se acercaba al vestuario visitante, el «Rey Artuo» volvió a encararlo y la situación estuvo cerca de descontrolarse. Varios jugadores de Colo-Colo intervinieron para separarlos y evitar que las cámaras captaran con claridad el cruce.
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El altercado entre ambos dejó en evidencia una crisis interna en el equipo que preocupa de cara a la continuidad del campeonato chileno. Vidal ya había protagonizado una escena caliente días atrás en la derrota ante Argentina, donde se enfrentó con Rodrigo De Paul, incluso invitándolo a pelear con gestos durante el partido. Aquella vez, el “Motorcito” lo despachó con ironía: “Va a ver el Mundial por televisión”.
Lo cierto es que este nuevo escándalo agiganta la figura de un Vidal cada vez más errático en el cierre de su carrera. De ídolo a blanco de críticas, su liderazgo hoy parece más motivo de conflicto que de inspiración dentro del plantel albo. El empate con Iquique deja un sabor amargo en Colo-Colo, que no solo perdió dos puntos, sino también algo de paz en el vestuario.
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